IKIGAI: “Tu razón de ser”.
El origen del IKIGAI.
El término Ikigai proviene de la cultura japonesa y está compuesto por dos palabras: “iki”, que significa vida, y “gai”, que se traduce como propósito o valor. Su significado es similar al concepto francés Raison d’être (razón de ser) y hace referencia a aquello que da sentido a nuestra existencia, ese motivo que nos impulsa a levantarnos cada mañana con entusiasmo.
Si bien una vida larga y plena depende de múltiples factores, como una alimentación equilibrada, ejercicio regular, un descanso adecuado y relaciones positivas, los japoneses tienen un proverbio que resume la importancia de encontrar nuestro propósito:
“Solo permaneciendo activo desearás vivir cien años.”
Muchas personas sienten insatisfacción en su trabajo o no encuentran el trabajo ideal (como es mi caso), ya sea porque no les apasiona, porque no reciben una retribución justa o porque sienten que sus habilidades se desaprovechan. ¿Te imaginas trabajar en algo que realmente ames, en lo que seas bueno, que te genere ingresos y que además aporte valor al mundo? Ese equilibrio es la esencia del ikigai, la clave para una vida con propósito y realización personal.
El diagrama de Ikigai es una herramienta visual que ayuda a encontrar el propósito de vida mediante la intersección de cuatro aspectos fundamentales:
Lo que amas (Amarillo): Aquello que te entusiasma y te hace sentir pleno.
En lo que eres bueno (Verde): Tus talentos y habilidades naturales o desarrolladas.
Lo que el mundo necesita (Rosa): Cómo puedes contribuir y generar un impacto positivo.
Por lo que te pueden pagar (Celeste): Actividades con valor económico sostenible.
A medida que los elementos se combinan, surgen conceptos más específicos:
Tu pasión: La unión entre lo que amas y lo que eres bueno.
Tu profesión: Lo que te pueden pagar y en lo que eres bueno.
Tu vocación: Lo que el mundo necesita y pueden pagarte.
Tu misión: Lo que amas y el mundo necesita.
El diagrama de Ikigai es útil para:
Descubrir tu propósito de vida: Te ayuda a reflexionar sobre lo que realmente te motiva y te da sentido.
Elegir una carrera o cambiar de profesión: Permite identificar caminos laborales alineados con tus intereses y fortalezas.
Lograr un equilibrio entre vida y trabajo: Encuentras formas de generar ingresos sin sacrificar tu felicidad.
Tomar decisiones importantes: Facilita la claridad en momentos de incertidumbre o cambio.
Aumentar la satisfacción personal: Al conectar con tu propósito, mejora tu bienestar y felicidad.
Y recuerda al final, siempre, siempre terminamos haciendo lo que, en lo más profundo de nuestro ser o en nuestro subconsciente, realmente deseamos hacer. A pesar de que muchas veces digamos lo contrario. Si realmente quisieras un cambio, ¿no habrías dado ya el primer paso?